jueves, 13 de junio de 2019

ROJAVA: REALIDAD Y RETÓRICA

ROJAVA: REALIDAD Y RETÓRICA
GILLES DAUVÉ & TRISTAN LEONI / 2015
Traducido por A.K. y Agintea Hausten.
Publicado originalmente en Troploin en febrero de 2015
Cuando la gente (N. del T.: ‘proletarios’ en la versión francesa resumida) toma sus problemas en sus
propias manos para sobrevivir, se abre la posibilidad de un cambio social. Lo que ha estado
ocurriendo en Rojava desde 2012 es un intento de cambio social, especialmente debido al rol que
han jugado las mujeres.
Los kurdos están forzados a escribir su propia historia bajo condiciones en las que sólo pueden
incidir en la vorágine de una guerra civil internacionalizada, una situación bastante alejada de un
escenario ideal para la emancipación.
De la nación sin Estado a la construcción nacional
La historia del movimiento independentista kurdo está bien documentada: su territorialidad, la cual
abarca cuatro países (Turquía, Siria, Irak e Irán), su división entre facciones rivales, la propensión
de éstas a enfrentar países vecinos, a veces siendo la lucha entre dos superpotencias, las graves
consecuencias de estas alianzas cambiantes, su dependencia de una gran diáspora en Europa, su
resistencia a la represión y a las luchas intestinas, su habilidad para subsistir ante los altibajos en la
política internacional, al igual que su incapacidad de crear un Estado nacional. En algunas ocasiones
tan solo es una fina línea la que separa la lucha por la supervivencia de las tendencias suicidas.
Hasta 2003. En ese momento, tres grandes acontecimientos cambiaron la situación, y, entre otros
efectos, estuvo la remodelación del el PKK, el Partido de los Trabajadores de Kurdistán en Turquía.
En primer lugar, después de 2003, se produce la separación de Irak en tres partes: la suní, la chií, y
en el norte el Gobierno Regional Kurdo, gobernado por el PDK, dirigido por el clan Barzani, más
parecido de hecho a un protectorado occidental.
En segundo lugar, el Estado sirio, involucrado en un conflicto civil y una división sectaria, perdió el
control sobre gran parte del país, incluyendo la región kurda.
En tercer lugar, los yihadistas suníes tomaron una gran porción del territorio sirio y amenazaron la
supervivencia de la población kurda. Fue el ascenso de ISIS lo que definitivamente puso a los
kurdos en un primer plano.
Si ISIS fuera un peligro tan sólo para las vidas de cientos de miles de personas, occidente no haría
más de lo que ha hecho ya hasta 2011 para impedir que el régimen de Assad masacrara a su propia
población. Sin embargo, tal como ocurre en realidad, ISIS es una amenaza para el equilibro político
regional y los intereses petrolíferos, por lo que occidente hace todo lo que puede para impedir al
ISIS tomar la región y sus pozos petrolíferos. Ahora el dictador Assad aparece como una mal menor
frente a los incontrolables yihadistas. El apoyo implícito de EEUU a un régimen que pensaban
bombardear hace unos años no es ninguna sorpresa: desde 1970, la política americana hacia Siria ha
cambiado más de media docena de veces, y ninguno de estos reveses ha tenido nada que ver con
que los gobernantes de Damasco mataran o torturaran en mayor menor cantidad. Para los poderes
dominantes, los efectos de la propagación del caos regional deben ser contenidos, y si es necesario,
apoyando a Assad, o incluso consolidando una patria kurda.
En la región kurda del norte de Siria, se formó una alianza popular interclasista en 2011 para el
autogobierno de un territorio abandonado por las autoridades sirias, y más tarde, en 2014, para
defenderlo contra la amenaza mortal de ISIS. La resistencia combina antiguos lazos tradicionales
con nuevos movimientos, particularmente el de las mujeres, en una hermandad de proletarios y
elementos de clase media, poniendo un especial énfasis en la nación kurda común.
Se ha establecido una región autónoma: Rojava (en kurdo ‘Oeste’), compuesta por tres cantones no
contiguos (Afrin,Kobane y Cizire) en la zona norte de Siria, fronteriza con Turquía. Consta de
alrededor de 18,300 km cuadrados, con una población estimada de 4,6 millones en 2014 (Como
comparación, Gales tiene 20.700 km cuadrados y 3 millones de habitantes). Después de que los
militares oficiales sirios abandonaran el terreno, hubo algunos combatesentre el Ejército Libre Sirio
(FSA) y los kurdos, que los repelieron. Ahora hay “una especie de acuerdo no escrito, donde el
régimen sirio otorga a Rojava cierta autonomía a cambio de una neutralidad kurdo-siria en la guerra
civil vigente”. (N. del T.: Estas alianzas han sido inestables, habiéndose producido posteriormente a
publicación de este artículo, desde la decisiva victoria conjunta de YPG/YPJ (milicias kurdas) y
SAA (Ejército Árabe Sirio) frente a ISIS en al-Hasakah en verano de 2015, hasta la confrontación
con víctimas mortales entre YPG/YPJ y SAA en abril de 2016 en Qamishli, entre otros
acontecimientos.)
En esta región, una mayoría kurda coexiste con una variedad grupos ‘étnicos’, todos ellos
reprimidos en el pasado por el Estado irakí (Ndt: ¿Estado irakí o sirio?) La desintegración de la ley
y el orden oficiales en la región crearon un vacío de poder en el norte que ha dado lugar a una
organización popular de base, coordinada bajo el nombre de Tev-Dem (Movimiento de la Sociedad
Democrática).
La acción de la gente común ha roto el impasse político y social. A partir de aquí, ¿qué?

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